Meditaciones

 

Me ha enviado el Señor a curar a los quebrantados de corazón, a decirles que hay esa esperanza inaudita en las manos de aquel que la extiende, que ya no sufran, que ya no lloren.

 

Les manda un mensaje no de resignación, sino de resistencia, decirles que hay una luz tenue que brilla entre esas nubes de tormenta, que están por desaparecer.

 

Les pide paciencia, pero también abran sus ojos a la clemencia, la que piden los demás, los que están solos, los olvidados.

 

Pide sean generosos, que no desamparen a los niños ni a los ancianos o a las viudas, porque él no lo ha hecho, ni siquiera con ustedes mismos.

 

El Señor les manda un saludo y dice que les ama a todos, que vendrá personalmente a saludarles y reiterar su compromiso que cumplirá en breve.

 

Les pide reflexionar en este tiempo en su palabra, en las voces y las miradas que nos salen al paso para tenderles la mano.

 

No habrá manera de negarse al apoyo que los desamparados requieren, sólo la traición puede justificar que hagamos oídos sordos, mas no es la traición hacia nosotros mismos, sino a él.

 

Es el tiempo propicio para meditar en las voces que dejó escritas para llevarlas en el alma, porque es la riqueza que nos heredó, su sabiduría.

 

Cuanta gracia causa saber que quienes buscaron tesoros, fueron engañados al no comprender la riqueza que nos dejaba, toda nuestra, la verdadera.

 

Si la desesperación los hizo presa fácil de su engaño, merecido y justo lo tenían, nunca se habló de fortunas materiales, sino del espíritu, porque si no entonces ¿cómo el hombre surcará los cielos con tanto lastre, que le ha tenido sujeto toda su vida?

Published in: on 25 octubre, 2007 at 16:43  Deja un comentario  

Mario Gallo en ARTEsano

Desde Terra Australis

nos visita con su poesía

 

Mario Gallo

 

 

DAÑO CEREBRAL

Agua
Nado en esta pecera que es mi mundo
Hoy
Todo cristalino
Todo lento
Todo es pausa y eterna espera
A veces
Sé que a mi alrededor
Por cierta imagen breve
Colándose por alguna esquina viva
De mi ojo estático
Los cuerpos se agitan
Se conmueven
Se angustian
Revuelven sus caras
Frente a la mía
Buscando una reacción
Una respuesta lógica a su mundo
Pero aquí, en esta pecera ilusoria
La cosa es otra cosa
Ni mejor ni peor
Ya no hay inútiles porqués
Aquí, en esta pecera ilusoria
El año o el segundo
Son estériles compañías derritiéndose
Aquí, en esta pecera ilusoria
Mi vida transcurre
Sin que mi nuevo yo lo sepa
Cristalina
Lenta
Pausa y eterna espera
Segura
Ajena a todo
Ajena incluso a mis deseos
Segura y ajena
Como en el vientre de una madre

 

 

  

JACTANCIA

 

Hay quienes se jactan

De que su muerto

Es más importante

Yo sólo veo un hombre muerto

Hay quienes le cambian la mortaja

Y lo visten con la tela

Del martirio

Yo sólo veo un hombre muerto

No veo bandos

No veo un museo de virtudes

Ni siquiera veo un norte

Sólo veo un hombre muerto

Aquellos quienes se jactan

De que su muerto

Es más importante

No entienden

Que al sacrificar un solo hombre

Toda la humanidad superior

Se entristece

Yo sigo viendo un hombre muerto

Y a veces, sueño que me perdona

 

 © Mario Gallo

Del libro inédito Poemas Larvarios

 

Published in: on 19 octubre, 2007 at 16:25  Comments (1)  

Nuestro Invitado desde Guatemala

 

La Poesía de Salvador Maldonado

 

ADMIRACION

 

Mi droga el insomnio

Mi antidepresivo el sueño.

No me quiero dormir

Pues dormirme es lo mejor

 

Despertarme y darme cuenta

Nuevamente que no estás aquí

Es mi preocupación e insípida verdad

En la tarde y noche lluviosa

 

Cuando la lluvia no cesa

Me acompaña la melancolía

El llanto es lo que pesa

Las lágrimas alivianan.

 

Constrictora en la garganta

El nudo de tristezas

Ciego de verdades

Desnudo del amor

 

Vestido palpitante, roja emoción

Muere cuando nace y

Abre sus ojos al morir

Ojos tuyos que en esas mismas cuencas

 

Han de hallarse ese día

Velando de noche

Desvelado en la mañana

Te despertaré.

 

Por: Salvador Maldonado
San Lucas Tolimán. Guatemala, C.A.
Todos los derechos reservados

 

salva260@hotmail.com

 

Published in: on 15 octubre, 2007 at 20:25  Comments (1)  

Los Poemas de Norma Fleytas

Mis ojos curiosos
 
Mis ojos curiosos
ansiosos de ti,
una madrugada lluviosa
te pertenecí.
 
Mis ojos curiosos
miraron sin ver,
al hombre adorable
que hay en tu ser.
 
Mis ojos curiosos
no distinguen bien,
si es amor o locura
si es pasión o ternura.
 
Mis ojos curiosos
aun siguen sin ver,
pero siento caricias
que rosan mi piel.
 
Mis ojos curiosos
ya no quieren ver,
eres parte mía
estás en mi ser.
    Norma Fleytas

 

Agonía de la vida

Cuando el paso de los años

Se va marcando en nuestras vidas

Y el sufrimiento

Se apodera de nuestro cuerpo

Hace que vayamos perdiendo

El brillo de los ojos

La sonrisa de los labios

Y nuestras manos temblorosas

Buscan la caricia suave del otro

Y la mirada se pierde

Como buscando en los recuerdos

Aquellas viejas alegrías

Encontrándole un por qué

A la razón de esta agonía

De este sufrir, de este desgaste lento

Donde lo único que se anhela es la muerte

Norma Fleytas

(derechos reservados)

 

Norm Beatriz Fleytas. Nació en Yapeyú (Corrientes, Argentina), Pasó su niñez a orillas del río Uruguay, su adolescencia la vivió en Villa Mantero (Entre Ríos) pueblo de cuna de sus padres, Allí conoció a Darío (su esposo) con quien comparte su vida hasta la actualidad, Tiene dos amorosos hijos, fruto de ese gran amor.
Terminó sus estudios a los 40 años, recibiéndose de instalador electricista, Cuenta con cursos de Arte Decorativo,Tejido y Cosmetología.
Actualmente se dedica a la confección de ropa y ama de casa, en su ratos libres da rienda suelta a su imaginación, sus vivencias y sentimientos volcándolos a la poesía y a los cuentos.

Published in: on 15 octubre, 2007 at 20:20  Deja un comentario  

Nuestra Poetiza Huésped

Desde Paraná, Argentina

Con Ustedes:

Norma Fleytas

 

 

El ángel del último tren

 

Tus ojos vinieron a mí

y acariciaron mi pelo…mi rostro

Y frente a mí,

tus manos se rosaron con las mías…

se descubrieron

Se entrelazaron,

       entibiándose

Sentí que vibrabas…  y me quedé allí  

De pronto te sentí ausente…

Será que mi último tren pasó

Llevándose al último ángel?

Al seductor de mariposas…

Amigo de la brisa… de la magia…

Que con sus ojos de miel

Me miró en la tarde… en la distancia ..

 

(derechos reservados)

 

Published in: on 12 octubre, 2007 at 14:51  Comments (1)  

Color de Púrpura

 

 … formando olas pausadas en el caso que hierve, adentra cartón, madera, cañas secas del maíz, olotes expuestos al sol para que no hagan humo, la sonrisa siempre alerta, una vocecilla que se expande cuando regaña. Va, regresa y acaricia la servilleta extendida sobre las piernas en donde adormece una tortilla nacida entre sus manos toscas.

   Fuego en la sangre y humo en los pulmones, atrofiados más en cada surcar de olas, espirales encaminadas hacia las ranuras del tejado como ojos al cielo, a la lluvia, al sol. Recta figura de humo que desciende hasta el pedazo de leña que enciende el cigarrillo de hoja, papel arroz, papel dulce. Aspirar:

   Cáncer en los huesos.

   Entre el fajo y refajo de fondos montados uno sobre otro, se oculta la herida que te dejó mi abuelo al odiarte por respetarlo y callar, sumisa, explicándome: “… el abuelo tiene los ojos púrpura, peor no se los puedes ver sin el odio hacia nosotros…” hacia ti, por enseñarme silenciosa tu amor al viejo.

   Ignoraste que conocí tu trajinar, manos de diosa de barro que lo iba creando todo a un mismo tiempo por la casa, encorvada ante todo por los años que no te bastaron para alcanzar el corazón de mi abuelo, el amor que dejó en la casa de donde fuiste extraída una noche a hurtadillas para surcar entre olas de incienso y velas y luces de templo, la promesa de fidelidad inconclusa y la mutua compañía tanto en la pobreza como en el dolor. Infierno distinto al que habitó mi abuelo al marcharse huyendo de la preñez que te engendró su hoz de campesino, cetro de pequeño juez del pueblo, hace todos esos años.

   Y yo, nieto de aquella primera noche de amor en el petate, contemplo ahora su satisfacción. ¿Porqué ocultaste las monedas para la compra de un ataúd en donde meterte, o una lápida para no olvidar tu nombre: JUANA. Muerta hace tantos años… desde que agitas el cazo con oleaje de humo y llamaradas que te protegen del infierno, del fuego de los ojos odiopúrpura de mi abuelo…

   Mírate ahora, recluida para salvaguardar tu honor y dignidad. Y callas el secreto del tesoro oculto para no hacer aporte de una moneda ganada con el humo en los pulmones o en los ojos, como huyendo a otro infierno, hacia el hueco de las tejas destrozadas por el correr nocturno, romántico nocturno de los gatos… Vas y regresas del pasillo a la calle llevando cubetas de agua sucia: monedas escondidas a los ojos del viejo, entre la vestimenta que te inventaste para remedio de la eternidad.

   Deambulas siempre por la casa. En las manos los mejorales y la coca-cola que te calman el efluvio de un orgasmo distinto al que te enseñó mi abuelo:

   Cáncer en los huesos…

   Pestilencia en la caja y el repudio de tu hijo, porque no dejaste dicho en donde están las monedas, oro para comprarle al viejo, también, una caja, por si un día se muere, para que no te siga el paso hasta la tumba y se arrastre a ganarte el humo filtrado en los pulmones, por las ranuras del tejado en ruinas, de tu amor nocturno, la primera noche de tu entrega y descansara mi abuelo a beneplácito de su alcurnia: Juez Primero del Condado en el Año del Señor…

   De todos esos años que permaneces arrullándote, acariciando la tortilla en la servilleta, a la espera de las otras que se cocen lentas… al ritmo de  las olas y vapor de atole que deberá desecharse porque ya no se vende y los cerdos no quieren tragarlo… Vas y regresas matando el hambre que no cabe más en tus intestinos destrozados.

  Aspirinas que te calman el odio hacia tu viejo amor, con sus ojos púrpura y no azules del odio que heredé como nieto. Vestido que esconde tu preñez de monedas de oro, el legado al viejo para cuando se muera, que dios no te ha escuchado, y tenga una caja para meterse a pudrir.

  Pero te fuiste olvidando dejar el recado, no: “…sobre las brazas está la comida, voy al templo…”, sino: “…para que te mueras y tengas de mí, el abrigo del humo de la primera noche de mi entrega, con tu odio entre mis piernas, color de púrpura…”

Published in: on 11 octubre, 2007 at 14:22  Deja un comentario  

Buenas Perlas

 

Los poemas de Juan Carlos Galván 

 

Hay en tus labios la riqueza del sabor,

del saber,

del poder,

de la inmensidad como se extiende

   en el horizonte un sol

cuando adormece el día.

        

Hay en tus labios el don de la palabra,

de consuelo,

de esperanza,

de alegría

y la ventura es entonces el tesoro que cualquiera anhela

porque te posee.

 

Hay en tus labios la firmeza de la autoridad,

del mando,

del reclamo,

de la exigencia,

cuando las promesas no se cumplen

y los pactos se rompen hasta retomarlos de nuevo.

 

Hay en tus labios el placer de descubrir

la morfología ignorada de un cuerpo,

de un pelo,

de unos labios,

de un mirar despierto que se abre como el sol,

cuando penetra por la ventana

y calienta mi piel,

     la de ambos.

 

Hay en tus labios la bondad,

la misericordia,

la pasión,

el aliento que da vida,

porque he descubierto las perlas

que de ellos emanan.

 

Hay en tus labios el espíritu que motiva

a seguir adelante,

nunca atrás,

de frente,

hacia arriba,

empujando,

siempre en tu busca.

 

Hay en tus labios el perdón,

que es otra forma de secar el llanto,

el arrepentimiento,

no lastimar,

no herir,

sólo consolar mi alma.

 

Hay en tus labios la inmensidad

   que se abre infinita,

para recordarme que he nacido

y que iré un día a tu lado,

a tu presencia,

a tu reino,

a tu trono,

hasta tu palacio y ahí compartir de nuevo,

         otra vez,

ese tu amor infinito que engrandece mi vida,

 

         desde que existes tú.

 

Published in: on 2 octubre, 2007 at 15:04  Comments (1)