PADRE SOLTERO…

¿A cuántas madres solteras conoces?
¿Muchas? ¿Varias? ¿Demasiadas tal vez?
¿Y a padres solteros? ¿A cuántos conoces?
Pocos, muy pocos, demasiado pocos e incluso, a ninguno.
Hoy quiero escribirte a ti, mujer que te encuentras ¿sola?, para ti que te sientes sola, o creés estar sola.
Quiero decirte que no lo estás, no, nunca lo has estado.
Tal vez haya sido una equivocación, y ahora lo consideres así, haberte entregado a un hombre que te habló bonito al oido y que prometió y que incluso juró amarte, y soñó en su imaginación con esa casa, con ese hogar, con esa familia juntos, compartiendo el tiempo juntos, pero sólo eran fantasías, sueños, propósitos que él sabía no estaba dispuesto a cumplir a cambio de su libertad, sino posibles en tanto pudieras tú creer sus historias, y mientras él te engañaba para obtener únicamente lo que deseaba: tu cuerpo.
Tu entrega, tu pureza, tu virginidad.
¿Recuerdas como la serpiente engañó a Eva?
Le habló bonito al oído.
Era Satanás en forma de serpiente hablando bonito, cosas dulces, pero engañosas para hacerla caer.
Y ella cedió a la tentación y cayó, y cayó al profundo abismo de la muerte, del dolor, de la angustia y de la desesperación, al pozo de la oscuridad, de las tinieblas. ¿Te suena conocido? ¿has vivido tantos problemas que se asemejan este pzo oscuro?
No hablo de pecado, no, sino de esa entrega que hiciste tú mujer, por amor, cediste por amor, te entregaste por amor, ingenua, creyendo en tales palabras salameras y engañosas, fingidas.
Y si hoy en día tienes un hijo pequeño, o una hija pequeña, o ya grandecitos, reflexiona en esas muchas veces en las cuales has considerado que mereces una nueva oportunidad para rehacer tu vida.
Las mamás antiguamente -y a veces sigue vigente su actitud-, solían decir de las hijas que se embarazaron sin contraer matrimonio, madres solteras como tú, solían referirse a ellas como: "la que fracasó" y no sabemos en verdad fracasó en qué, si le fue mal en los negocios, si perdió dinero, cosas por el estilo, pero no en su vida porque no ha muerto y mientras viva, hay una esperanza, una, la suficiente y necesaria.
Tú que has buscado entre los hombres alguien que te ame y te acepte como eres y con ese pequeño o pequeña hija a la cual amas y deseas proteger, buscas, sigues buscando a esa persona que te ame y te acepte así.
Pero los hombres se han acercado a ti, y sabiendo que ya tienes una criatura, consideran que será facil volver a caer, a engañarte, tener relaciones de nuevo, una segunda o tercera o milésima entrega, y que eres presa fácil para ser engañada, y que si ya una vez caiste, una segunda será posible.
Has conocido hombres, pero has visto como tratan a tu hijo, a tu hija, has visto el menosprecio, la humillación, los gritos, los insultos, las agresiones verbales e incluso físicas, y las has permitido muchas veces, pensando o justificando tú misma, que tiene razón ese hombre, que la criatura es culpable por provocar esos malos ratos, y no sólo él le castiga, sino tú también lo castigas.
Pero esa criatura es inocente.
¿A qué viene todo esto?
Vuelvo al principio.
¿Conoces a un padre soltero, a varios, a muchos? No.
Yo fui un padre soltero y sé de ese dolor que tú has sentido, conozco esas humillaciones y menosprecio que tú has sentido.
Yo también lo he sentido y vivido y me dolí y me arrepentí de muchas cosas. De muchas.
Un día sin embargo, supe de Dios y platicaba hacia el infinito, hacia el cielo donde él tiene su morada, hacia mi propio interior, a mi corazón donde él tiene también morada, le preguntaba a Dios qué pasó, por qué esas circunstancias se dieron de esa manera en mi vida, por qué yo y no otro, por qué la madre de mi hijo decidió irse y dejarme al pequeño, argumentando que no era capaz de cuidarlo ni deseaba protegerlo.
Yo le pregunté a Dios todas esas cosas y ella desapareció de mi vida y ese pequeño creció a mi lado.
Lo vi padecer el menosprecio de las mujeres que se acercaban a mí, unas con el pretexto de ver al pequeño, era o se fingían amorosas para con él y otras definitivamente lo rechazaban.
En ese caso para mí fue lo más justo, que lo rechazaran abiertamente y no con fingimientos, porque de esa manera yo sabía a qué atenerme y que no me sintiera engañado después. Era lo más correcto para mí, para ellas y para mi hijo.
Pero yo le preguntaba a Dios por qué las cosas pasaron así. Sí, yo le preguntaba a Dios…
Y un día él me respondió.
Me hizo ver y entender que todo fue con un propósito en mi vida, para mi vida y para su inmensa obra.
Me hizo entender que él tuvo desde el principio de los tiempos un propósito para conmigo y sobre todo, que lo que he vivido, que todas las cosas que han pasado en mi vida, eran necesarias para comprender y poder trasmitir luego este mensaje de amor, de paz, de consuelo a quienes viven esta situación, pues si no hubiera sido así, yo no podría explicarte a ti mujer, que tú no estás sola, que nadie te ha abandonado, que Dios es el más grande amor de tu vida, el amor verdadero.
Ya no vuelvas a llorar, ya no sufras por la ausencia de un hombre terreno, sino vuélvete a Dios y ámale a él.
Dios me hizo comprender el dolor que siente cuando yo voy y le hablo a una persona sobre el amor de Dios, le hablo sobre el sacrificio de su hijo Jesucristo y la gente, ¿sabes qué hace? Menosprecia al Hijo de Dios, no lo acepta, lo rechaza, lo niega.
No llores mujer, no llores.
Ya no derrames tus lágrimas por aquello que no vale la pena.
¡Vivir sí que vale la pena!!
Amar a Dios… ¡¡sí que vale la pena!!
Hoy le doy gracias a Dios por las enseñanzas que puso en mi y por su respuesta a mis preguntas, por enseñarme el dolor que él siente cuando se menosprecia a su Hijo, como se menospreció al mío, como se ha menospreciado al tuyo.
Pero quiero decirte hoy mujer, a ti que has padecido todo esto, quiero decirte hoy que yo te amo, que Dios te ama, que Jesús te ama y que nunca has estado sola ni lo estarás jamás.
Yo te amo a ti sin conocerte, Dios nos ama a todos y alégrate, él si nos conoce a todos.
Jesús dijo: "Qué merito hay si amamos a los que nos aman?" Ninguno.
Pero yo te amo a ti sin conocerte y te comparto esto porque sé que lo necesitabas, sé que hoy te hacía falta esta palabra de aliento y por eso te escribí a ti, porque Dios me enseñó a amar sin distinción alguna.
Te amo mujer, te amo a ti que estás leyendo en este día, estas palabras que el Señor ha puesto en mi corazón.
Te amo, te amo, te amo.
Recibe además este abrazo de parte de Dios:
Cierra tus ojos y siente su abrazo, su calor, su amor infinito, eterno, inagotable, que nunca cambiará.
Jesús te ama… y yo también te amo.
 
Escríbeme si lo deseas, no temas, yo te hablaré de lo mucho que Dios ha hecho en mi vida… y en la de aquellas personas que me rodean, pero la obra es de Dios, el mérito es de él, el reconocimiento es para él, mi gratitud es lo único que puedo ofrecerle.
Dios te bendice en este día.
Y te amo…
Published in: on 12 abril, 2007 at 14:29  Deja un comentario